Recuerdo que cuando era veinteañero uno de mis grandes
motivos de estrés era la temporalidad de la vida. Sentía que era muy corta y
que tenía demasiados sueños por realizar. Estoy a punto de llegar a los 40. He
vivido, reído y llorado mucho. Aún creo que la existencia humana es corta,
también considero que tengo muchos sueños alcanzables, pero ya no me angustia
lo que Milán Kundera llamó “la insoportable levedad del ser”. En este segundo
mes del año he ido (utilizando un título de Marcel Proust): “En busca del
tiempo perdido”. Hace exactamente un año comencé un declive en todo lo
relacionado a mis finanzas, y comencé a amoldarme a un ritmo de vida muy gris.
Hoy estoy en una situación difícil y algunas veces mi pareja se la pasa en
depresión. Ante eso, me he dado a la tarea de repetirme: “no podés dejarte
arrastrar por la tristeza… tenés muchos sueños por cumplir… dale… has
sobrevivido y te queda mucho por recorrer”. Pareciera como que estoy haciéndome
un lavado de cerebro. Y así es. Me ha funcionado. Mis circunstancias no han
cambiado. Sigo con los problemas que he mencionado desde inicios de año pero mi
actitud es otra. Lo he percibido incluso en mi manera de caminar y mi postura
en general. Me siento más dueño de lo que me pasa… Estoy seguro que en la vida
podemos pasar años esperando que las cosas cambien y echándole la culpa de
nuestra “mala suerte” a cualquier cosa, o bien nos la podemos pasar echándole
ganas, aceptando nuestra realidad y siendo perseverantes en cambiarla. Lo que
hace que la existencia sea agradable o no, jamás lo encontraremos en el
exterior. Está ahí, dentro de nosotros mismos. Palpitando. Por lo tanto, la
felicidad y las cosas buenas dependerán de la decisión que tomemos para
afrontar las circunstancias de la vida… Alguien me dijo una vez que era fácil
para mí afirmar esto, porque “yo siempre había tenido suerte”. No estoy de
acuerdo. Es más, me ha tocado trabajar el doble y demostrar muchas cosas porque
desde mi juventud me ha tocado ir solo. No lamento que mis padres no hayan
podido heredarme cosas materiales o relaciones de influencia, pero sí me
encanta que mi madre me haya enseñado que “un ánimo recto hace una vida feliz”
(refiriéndose a que nunca debo de dejarme vencer). Tampoco lamento que no me
hayan dado todos los gustos y caprichos que tuve de niño y adolescente, pero sí
estoy orgulloso de que las carencias me hicieron un hombre que valora lo que
tiene y valora compartir. Hoy ya no estoy estresado por lo corto de la vida,
sino más bien motivado. Entro a los 40 (en palabras de Marguerite Yourcenar) “con
los brazos abiertos”. Me declaro rebelde ante la tristeza y ante el desánimo. A
penas estoy empezando a vivir. No estoy viejo, solo tengo más experiencia. Y
eso, me da la certeza de que voy con buen pie en esta maravillosa experiencia
llamada vida.
En 2012 me lancé a un proyecto propio de felicidad que quise compartir. En 2013 me di un descanso y ahora, en 2014, que estoy en un momento diferente deseo retomar el camino y compartir con vos mis experiencias... si tengo la fortuna de que vos compartás también tus experiencias, de seguro creceremos juntos... te invito a recorrer juntos nuestro proyecto 2...
martes, 18 de febrero de 2014
sábado, 1 de febrero de 2014
Día 4: Viernes 5 de octubre de 1582
Al leer un poco sobre la implantación del calendario
gregoriano me encontré con la sorpresa de que luego de que los eruditos
convocados por la Santa Sede determinaran que el calendario Juliano (vigente
hasta 1582) tenía 10 días de error para esos tiempos, se decidió hacer una
corrección tanto en los años bisiestos como en la contabilización de la
duración real del año, para evitar un nuevo desfase en el tiempo. La corrección
consistiría en eliminar esos días de desface. Dichas conclusiones se
presentaron y oficializaron en septiembre de aquel año para que entraran en
vigencia en octubre. De esa cuenta, los fieles católicos pasaron del jueves 4 de
octubre de 1582 al viernes 15 de octubre
del mismo año. Tiempo después, ese calendario y su corrección fueron adoptados
por otros países, y en la actualidad es el que rige mundialmente para temas políticos,
seculares y civiles, incluso en aquellos países donde la tradición permite
mantener un calendario alterno. ¡Eso significa que el viernes 5 de octubre de
1582 nunca existió! Y puede parecer un
asunto sin importancia, pero para mí sí, porque las fechas (en mi mente) son
valiosas. Hay muchas personas que quisieran que en su vida desaparecieran
muchos días y otras quisieran que se agregaran más a su existencia. Lo cierto
del caso es que estamos en este mundo con un tiempo igual para todos y depende
de cada quien la calidad con que se vive. La preocupación, la felicidad, el enojo,
la tristeza, y otros tantos sentimientos son decisiones. Cada uno de nosotros
no tiene el control sobre las situaciones que a diario se presentan, pero sí
sobre los sentimientos y la manera en que las encaramos. Aquella lejana fecha
que nunca sucedió fueron días que se les robaron a los que estaban vivos en esa
época. Mañana 2 de febrero de 2014 cumplo un año de una hermosa relación
sentimental y ha sido decisión de ambos encarar cada día. Ha habido discusiones,
momentos memorables, mucha pasión, amor desmedido y hasta lágrimas. Este año ha
sido, como escribió Jorge Cantú de la Garza, un año que duró 10 años. Por la experiencia,
lo maravilloso, lo que he aprendido, lo que he amado y he sido amado. Recordar
fechas es importante, no para tener motivos de depresión o para contabilizar
miles de veces lo que se ha perdido, más bien es importante para ver los hitos
que han marcado nuestra existencia. A nosotros nadie nos ha robado 10 días como
sucedió en 1582. Tenemos las mismas 24 horas, todos. El aprovechar o no cada
instante y recordar los momentos entrañables son la decisión que cada uno debe
tomar. Cuando no aprovechás el tiempo en cosas que te hagan mejor persona estás
robándote cada instante. Si no has hecho nada por vos, es tiempo de comenzar.
Hacé que tus años cuenten y no te los robés a vos mismo. Lo maravilloso es que
podemos decidirlo!!!
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