Cada inicio de año no
me escapo de la corriente que descarga en todas las personas y que las
obliga a plantearse “propósitos de año
nuevo”. Generalmente, tengo en la mira llegar a mucha gente, y fruto de eso
es que estoy acá escribiendo de nuevo. Sin
embargo, es obligado marcar un rumbo, porque todo en la vida necesita ser
planificado. Recuerdo que hace varios años platicaba con un amigo y me
decía que él se dejaba llevar por la vida y que estar planificando mucho hacía
perder el tiempo y no disfrutar la existencia. En esa ocasión nos enfrascamos
en una discusión que terminó sin convencimiento de ninguno de los dos. Hace
pocas semanas, en el Facebook leí la publicación de un Pastor al que respeto
muchísimo, quien afirmaba que alguien le había dicho que no era bueno
planificar ni tener metas, a lo que él respondió: “salí vos a la calle, andá
sin rumbo y hay me contás”. Esa réplica me pareció muy acertada, porque cuando nos proponemos algo es necesario que
no solo tengamos la idea sino que también marquemos el rumbo que debemos
tomar. Para poder llegar a nuestro destino es imprescindible pensar en el
camino. Así se cumplen o no los propósitos del nuevo año. Ellos son la meta, el
punto al que queremos llegar. Pero el
éxito de nuestra empresa dependerá
de dos factores fundamentales: 1. El
camino que sigamos y 2. La perseverancia que tengamos al transitarlo. Si no
tengo clara la ruta, difícilmente voy a poder llegar a donde quiero, y si a
pesar de conocer la vía, me canso o me aburro antes de concluirla, terminaré
igual o peor que cuando empecé. En la próxima entrada les contaré a detalle qué
caminos me tracé y cómo pienso mantenerme en ellos a lo largo del año. Por lo pronto: haber dado el segundo paso (esta entrada del
blog) me obliga a perseverar y mantenerme en el proyecto nuevo… disfruten la vida y sonrían al menos una
vez en el día. Eso es invertir en acciones de felicidad!!!
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