Un solo gesto de amabilidad puede cambiarles la vida a otras
personas de una forma que ni nos imaginamos, y junto con ese milagro nuestra
existencia también puede tener excelentes momentos. En la novela “Grandes
Esperanzas”, Charles Dickens muestra cómo un gesto bondadoso (nacido del miedo
en ese caso) repercutió en un cambio de vida para un reo y con el correr de los
años en beneficio tangible para el protagonista. No es que debamos hacer el
bien pensando en que vamos a obtener algo a cambio. Sin embargo, es una ley de
la vida que si somos generosos, siempre obtendremos más de lo que dimos, tarde
o temprano. En la mañana de hoy, mientras escuchaba el programa de radio que
oigo todos los días reflexioné sobre este asunto. Como si estuviéramos
conectados con los locutores, de pronto comenzaron a hablar del tema y uno de
ellos dijo “cuando no somos humildes para recibir, no somos generosos para dar”.
Lo profundo de esa frase me impresionó. Resulta que muchas veces hablamos de lo
importante que es dar (yo lo hice al inicio de este párrafo), pero muchas veces
olvidamos también mencionar lo hermoso que es recibir. Para esto último hay que
ser humildes. Mucha gente huye de otros y se niegan a pedir consejos, apoyo
económico o un abrazo, simplemente porque no hay humildad. Y cuando no hay
humildad en el corazón, difícilmente tenemos la visión de dar, porque creemos
que así como a nosotros nos ha costado lo que poseemos, debe costarles a otros.
Esa humildad se refleja en gestos
simples: saludar, regalar una sonrisa, dar un cumplido, apoyar económicamente a
quienes tenemos posibilidad de hacerlo, tener fe por otros cuando ellos la han
perdido. No es de extrañar que Dickens haya pensado bien el título de la
historia citada. Quizá la generosidad y la humildad son el reflejo de que en el
ser humano aún hay grandes esperanzas… Si nos ponemos de tarea tener pequeños
gestos amables, y comenzamos con las personas más cercanas a nosotros, es muy
probable que nuestro entorno comience a cambiar positivamente. Dar no significa
sustentar a haraganes o aprovechados. Dar significa ser generoso con quien
verdaderamente lo necesita. A veces una persona muy adinerada puede ser más
necesitada que otra persona que vive en un asentamiento humano. El drama de
personas pobres que tienen mucho dinero es muy común en la actualidad. Recibir
con agrado los cumplidos, las bonitas palabras, las felicitaciones y las cosas
materiales que te den también es fantástico, porque cuando lo hacés mostrás a
quien tiene esa deferencia por vos que sos agradecido y que valorás el gesto
que tuvo para con tu persona. Aprender a vivir de manera alegre implica dar,
sí. Pero también implica, aprender a recibir (cuando alguien, espontáneamente
quiera regalarte algo).
Mientras tanto: disfruten su vida… es maravilloso vivir….
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